Els enderrocs del futur

domingo, 6 de febrero de 2011

Cosas de "El Viejo Topo"


Resignadas, cabizbajas, desarmadas, desconcertadas… así andan nuestras gentes ante la profundización de las medidas neoliberales que, con la excusa de la crisis, los gobiernos europeos han puesto en marcha. Unas medidas que, en el caso español, han llegado al extremo de privatizar el ISBN y las loterías, algo que si no lo veo no lo creo.


La pasividad con que se están aceptando todas estas medidas, desde la reforma laboral (que sólo está en su fase inicial) a la nada argumentada reforma de las pensiones (justificada sólo por la hipótesis del aumento de la longevidad, sin atender a ningún otro factor de los varios que condicionan la salud del sistema de pensiones), la aceptación casi sin protestas de la supresión de la ayuda de 400 euros, la aparente indiferencia política y sindical ante las decenas de miles de desahucios y la sensación de que el gobierno puede ya hacer lo que le venga en gana a pesar de la suave resistencia sindical, sólo pueden entenderse como el resultado de una aplastante derrota.


Una derrota que es, en primer término, una derrota cultural. La derrota de unos valores, de unos principios, de una visión del mundo que la insolidaridad y el consumismo han desnaturalizado. Incluida también una derrota de la ética, de la honestidad. Aquí reza ahora aquello de tonto el último, y últimos somos muchos; por tanto tontos. Tontos derrotados, y tontos, en muchos casos, que para dejar de serlo se han convertido en conversos.


Tontos derrotados y miedosos: el miedo es una excelente herramienta para mantener a la gente quieta en su rincón. Ese es el caldo de cultivo en el que se están criando las nuevas generaciones.


Porque, ¿puede alguien explicar coherentemente que personajes como Camps puedan seguir recibiendo un aplauso muy mayoritario de la ciudadanía que lo ha votado y que lo seguirá votando, a pesar de todo? ¿O que Fabra pueda seguir paseando por las calles castellonenses sacando pecho? ¿O que en las elecciones catalanas el caso Palau no haya pasado ninguna clase de factura? La única explicación posible es que estamos dispuestos ya, si no todos sí muchos, a tragar cualquier cosa. Incluidos cambios profundos que nos afectan directamente.
Es el fruto de nuestra derrota.


Tenemos ante nosotros (salvo imprevistas explosiones que una profundización de la crisis podría provocar) un panorama de diez años por delante en el que los valores imperantes serán los mismos que ahora nos acongojan.
Diez años bajo la hegemonía de la derecha política. También diez años en los que partimos de cero para reconstruir valores, principios, organización, solidaridad…


Y digo partimos de cero a pesar de que en las próximas elecciones generales IU aumentará de votos y de diputados.
Pero probablemente se tratará de un espejismo: parte de los nuevos votos serán en buena medida votos prestados que, gracias a una injusta ley electoral, regresarán al redil del voto útil del PSOE en cuanto haya ocasión.
Y caben serias dudas de que IU pueda sobreponerse al deslumbramiento momentáneo de su ascenso electoral y emprender la transformación que la sociedad de izquierdas le reclama.


Partimos de cero (o casi). Pero en todo fracaso hay una oportunidad. Tenemos esos diez años para reconstruir o construir de nuevo. Para reagrupar fuerzas. Para fomentar valores. Para reflexionar. Hay que ponerse a ello: algunos ya lo están intentando, tímida, débilmente, pero queriendo sumar. Habrá que estar al loro.


Miguel Riera
El Viejo Topo 277 / febrero 2011 /

1 comentario:

Hosco dijo...

La tierra es redonda y esto es un análisis. Aunque soy más pesimista y me sobra el último párrafo. Hasta aquí lo serio.
Ahora lo otro: no hay nada como una buena y ajustada ración de autofagia para ese compendio de compendios sobre el principio realidad que es el abominable lunes que precede al interminable martes.
Me has convencido: me voy a ver la tele; esto no se hace hasta por lo menos el miércoles.