Els enderrocs del futur

domingo, 13 de febrero de 2011

De vuelta con los símbolos, los totems y las tribus.

Gracias a diferentes aportaciones de ustedes mis queridos enderroquers y a estas primeras luces después del invierno he vuelto a pensar en algunos de nuestros símbolos compartidos. Y es que durante unas cervezas con algunos miembros de "la tribu" he empezado a darle vueltas. Me gustaría iniciar con ustedes una reflexión respecto a la manera en que las tribus usamos, abusamos, condenamos, restituimos, denigramos, adaptamos y finalmente olvidamos los símbolos. Considero que los símbolos son cosas muy importantes: actuan como una especie de etiqueta que agrupa a todos los miembros de la tribu y sirven para que dichos miembros conozcan y se reconozcan. Tribu y totem. Los símbolos son apelaciones emocionales que disparan contra los afectos compartidos por la tribu. Hablamos del complejo mundo de las identidades. Atacar a los símbolos es atacar a la tribu. Está en nuestra manera de ser-humanos: necesitamos héroes con los que identificarnos, es decir, que nos recuerden lo que somos, como nos llamamos y lo que queremos ser. Pero sobre todo nos tienen que demostrar con su propia existencia que todos los miembros de la tribu formamos parte de la misma cosa. Pasa el tiempo para las personas, para los colectivos y también pasa el tiempo para los símbolos. Las banderas, los himnos, los textos, los heroes reflejan a los grupos, a las ideologías, pero no podemos olvidar que también reflejan un momento. El tiempo y la historia hacen de las suyas y los símbolos no son inmutables: se transforman, son manipulados, se reinventan, envejecen, y finalmente se van distanciando poco a poco de la última actualización hermenéutica de la tribu que un día los hizo suyos. Por esta razón cualquier intento de interpretación teleológica de los símbolos es, cuanto menos, ahistórica. Desvincularlos del contexto social -tiempo y tribu- en el que devinieron símbolos es, en el mejor de los casos, un intento de manipulación interesada. En el peor de ellos es "opio para el pueblo" o "juicio de la historia". Los símbolos siguen y seguirán obstinadamente apelando al grupo y al momento que los vio nacer. Todos, siempre: necesitamos símbolos; pero no los estiremos demasiado porque son lo que son y no resisten... se rompen. Les propongo que tratemos nuestros símbolos y los de nuestros mayores con respeto. Creo que es importante que los entendamos y los aceptemos como lo que son/fueron con todas sus contradicciones que, no lo olvidemos, son las de la tribu que los creó. Si me permiten les dejo con un par de ejemplos: Fuster y Blasco. Ilustres ambos, contradictorios, viejos, brillantes, imperfectos, grandes... malgrait tout complementarios!
Vicent Blasco Ibáñez jove
L’evolució del blasquisme, en definitiva, és la mateixa del lerrouxisme. De més a més, fou propulsor d’un matonisme obscenament inútil, que tenia tant de revolucionari com jo de cardenal. Tot això, en última instància, pertany al capítol del «provincianisme» més descordat. Des del punt de vista que ara ens ocupa, Blasco va significar un obstacle per a la Renaixença política, quan ben bé podia haver-se’n apoderat de les regnes. La seva herència pesarà sobre una part del republicanisme valencià del segle XX: aquells còmics «autonomistes» que sistemàticament combateren o boicotejaren les autèntiques aspiracions autonòmiques locals. Si dins el blasquisme tampoc no faltaren homes més o menys conscients del problema valencià, i fins i tot noblement preocupats per una solució digna —Vicent Marco i Miranda, entre altres—, sempre foren contrarrestats o cohibits. Nosaltres els Valencians [Barcelona. Edicions 62. 1996. P. 112] Bona nit i perdó pel toxo.

3 comentarios:

Jesús Párraga dijo...

Estoy de acuerdo. Pero Considera, Salvador, la simbología de tu nombre. Considera la inmensa tribu que se inclina ante el más grande Símbolo ofrecido a la humanidad.

(por cierto tengo una perdida tuya, ahora te llamo)

Salva dijo...

Precisamente: eres inteligente y sabes lo que pretendo pero te gusta pinchar! :-) En cualquier caso te recomiendo que releas al santo barbudo (al ateo) y apliques el "giro copernicano". Estoy con él en que más que "símbolo ofrecido a la humanidad" se ha tratado históricamente de una "humanidad ofreciéndose ese símbolo"
Relacionas desde la semántica mi nombre con "ese" símbolo, pero piensa que puede haber otras tribus independientemente de que "esa tuya" (y esa si que es tribu tribu)también haya jugado su papel histórico en algunas de las mías. Es probable que históricamente mi nombre haya dado mucho de si y se pueda relacionar con otras tribus: es el nombre de mi abuelo y el de su hija, el de muchos valencianos, el de muchos italianos del sur, el de algún monje jorobado de película medieval y si me apuras el de algín mafioso americano de los años '30...
La verdad: me consideraba grande, pero nunca había reparado en mi parte "simbólica".... Mola! :-)
Abrazo

Hosco dijo...

¿Te puedo llamar nano?
¿Pero quién pagó ayer los chupitos: Blasco, Fuster o De Impura Natione?
Lo he reducido bastante, ¿verdad?
Otro día la versión redux.