Els enderrocs del futur

sábado, 2 de abril de 2011

Habitación en Arles.

Vincent Van Gogh tan sólo vivió 37 años, y los últimos diez los consagró a pintar. Premonitoriamente, Seurat, gran pintor impresionista, dijo: " Vincent, o se volverá loco o nos superará a todos como pintor. Lo que no sabía era que iba a lograr ambas cosas". Prototipo de artista incomprendido, Van Gogh no vendió un puto cuadro en vida. Procedente de Holanda se trasladó al París fin de siglo donde entró en contacto, gracias a su hermano Theo, con los impresionistas. Discutió con todos y se trasladó a Arles. Durante una temporada convivió con Gauguin. Regados en absenta discutieron un día y Gauguin se fue. Van Gogh lo siguió con una navaja de afeitar, pero Gauguin consiguió refugiarse en una pensión. Cuando se despertó, la policía lo estaba esperando. Su amigo, el del pelo rojo, estaba muerto en su habitación. Esto no era cierto, pues el pintor se había rebanado una oreja, la había envuelto en papel de periódico y había salido para regalársela a una puta de la localidad. Después volvió y se acostó en la cama. El espectáculo que encontraron las gentes de Arles os lo podéis imaginar. Cuatro meses después, Van Gogh se disparó un tiro en el pecho, con tal mala suerte, que tardó dos días en morir. Fue el fin de la leyenda y el inicio del negocio del que nunca se benefició. Esta es la habitación donde murió. Fijaos que potencia tiene el color. También el desequilibrio de los elementos. No es una perspectiva natural, las sillas se "mueven". La cama, rígidamente delimitada con trazo negro, parece alejarse de nosotros. Los elementos aparecen de dos en dos: dos vasos, dos jarras, dos sillas... Quizá es un reflejo de la soledad del pintor y la necesidad que tenía de compartir su mundo torturado con alguien. Los retratos que hay sobre la cama pertenecen a su hermana Wiel y al propio Van Gogh. La ventana, abierta hacia dentro, indica la accesibilidad del pintor a que alguien entrara en su mundo. En los colores destaca el amarillo, que para él era el color de la tranquilidad, de la serenidad. De hecho, si tapáis el rojo de la colcha, veréis como el cuadro cambia, siendo más "tranquilo". Por último recalcar la pincelada rápida, nerviosa, intensa, potente y enloquecida del gran Van Gogh.En fin, es mi sentido homenaje a un puto loco que ha hecho cosas mejores que muchos cuerdos.

3 comentarios:

Hosco dijo...

Hace varias décadas que no leo un puto libro sobre arte. El último fue cuando Gombrich era joven. Tus reseñas –puesto que no son críticas- sobre pintura son de lejos lo mejor de Enderrocs. Se me hacen cortas.
He hecho lo del dedo y la colcha y es cierto lo que dices. He visto moverse las sillas y alejarse la cama…he visto la soledad de Van Gogh en Arles. He visto la desesperación. He visto a su hermana…he visto, en fin, al genio en su laberinto.
No te canses de enviar estas putas maravillas. Por favor. ¿Se puede ir de oyente a tus clases…?

Platja dijo...

Siempre ha estado en alguna pared de mi casa. Pero nunca lo había visto tan bién como cuando lo has descrito tú.
Más pintura, por favor...

Platja dijo...

El bien de arriba es tan bueno que se merecía un acentito, como si fuera un sombrero.