Mi hijo mayor estuvo en este concierto de Roger Waters en Barcelona y vino emocionado a contármelo atropelladamente.
Hasta ahí normal en un espectáculo de estas características, pero lo que me hizo feliz fue lo que le dijo a su acompañante: que había conocido a Pink Floyd a través del pesado de su padre...Con qué poquito nos conformamos algunos.
Yo no quise decirle aquello de "llegarás a Beethoven", cada cosa a su tiempo.
1 comentario:
No concibo un motivo de orgullo mejor.
Los del otro lado de la luna tendrán que salir más veces por estas tierras blogueras…, vamos, digo yo…
Publicar un comentario